domingo, 14 de febrero de 2010

¿Qué es ser costalero?

Respuesta fácil piensas para ti mismo, pero te pones delante de un papel o de un teclado y te das cuenta de que es más difícil de explicar de lo que parece. Y es así porque ser COSTALERO es lo más grande que hay en esta vida, al menos para mi y para muchos locos, benditos ellos, que piensan y siente como yo. Porque ser COSTALERO es mucho más que ponerse un costal en la cabeza y meterse debajo de un paso, eso no es ser costalero, para empezar porque eso lo puede hacer cualquiera. Por extensión, ser capataz es mucho más que enfundarse un traje negro y ponerse delante de un paso.

Dentro de los costalero a mi me gusta distinguir entre costaleros y COSTALEROS, la diferencia esta bien clara. Pero para ser buen COSTALERO además hay que ser buena persona. No conozca a ninguna mala persona que sea buen COSTALERO. Humildad, sacrificio, espíritu, afición, dedicación, bondad, amor propio, honestidad y un largo etc de cualidades unido con un poco de FUERZA (sin ella tampoco se puede ser costalero, a pesar de tener las otras cualidades, se podrá ser muchas cosas y buenas en la vida pero no costalero) es lo que debe reunir un COSTALERO.

Ser costalero es mi vida y todo el que me conozca y me quiera así lo debe entender. Hay mucha gente a la que le cuentas en que consiste ser costalero y te toma por loco, pero el que de verdad te conoce, aunque no lo entienda ni lo comparta, solo con verte las ganas y la ilusión lo que para mi significa y lo acepta aunque no lo comparta. Esos son los amigos, si encima de todo esto comparte tu afición al costal, esos amigos pasan a ser tus “hermanos”.

¿Hay algo más bonito que cargar un peso desmesurado sobre tu cerviz acompañado de más de 30 tíos sudorosos? ¿Hay un sonido más bonito que el del rachear de un paso o el del un golpe de martillo? ¿Hay algo más entrañable que la llamada de un capataz? ¿Hay algo más deseado que el abrazo de un compañero? ¿Hay algo más bonito que ser COSTALERO?

Que DIOS nos bendita…a los que somos los pies de Dios por las calles de Sevilla. Que orgullo poder ser tu costalero.

Llama ya!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Oju, te has venio arriba. eh!!

Stuco dijo...

De alguna gente de abajo

RICARDO SUÁREZ
ABC de Sevilla. Martes, 23-02-10

Estamos en época de crisis y en el mundo de las cofradías ésta lleva años asentada, madurando y sin que nadie por el momento le ponga remedio. Es como si la gestión destructora del muchacho que mora en la Moncloa hubiese permeabilizado hasta lo más profundo de nuestras hermandades, pero no en el terreno económico sino en el del la desmesura, lo hortera, lo kitsch, e incluso, me atrevería a decir, que hasta en el de la irreverencia.
Ahora nos encontramos en un periodo de vulgarización de lo bello, y esa vulgarización se pone muy en evidencia cuando «levantamos el faldón».
¿De dónde vendrá esa moda que está convirtiendo a algunos costaleros en un icono de gimnasios o tribus urbanas? Sólo tenemos que darnos una vuelta por algunos de los ensayos para comprobarlo. Costales calados hasta la mitad del tabique nasal que hacen imposible la visión, teniendo el individuo que echar la cabeza tan hacia atrás para ver que podría producirle una lesión cervical más grave que si estuviese debajo del paso. Pantalones remangados hasta la rodilla como si estuviesen faenando arroz en el bajo Guadalquivir. Andares amenazadores (cuando salen del trabajo) al estilo hermanos Dalton en el oeste americano. Camisetas de tirantas con «agujeritos», de tallas pequeñas para resaltar, en el mejor de los casos, alguna que otra barriga cervecera. Costales multicolor, y una nueva jerga que nunca se ha escuchado de respiradero hacia abajo. Pero lo que me parece más significativo es el poder que tienen, o dicen tener, en el ámbito de la cuadrilla y la hermandad. Ellos se sienten semidioses por el trabajo que hacen. Son idolatrados por una cohorte de pelotas y aduladores y se permiten poner en jaque a alguna que otra junta de gobierno. Yo no estoy pidiendo una uniformidad generalizada pero tampoco un campeonato cutre de halterofilia, ni un exhibicionismo de baja estofa. ¡Cuanto ha cambiado la gente de abajo desde aquella primavera del 85 en la que me igualó «El Penitente»! En fin, estamos en crisis, ya lo sabemos, pero la de falta de valores, buenas maneras y educación es más dañina, si cabe, que la económica que estamos padeciendo.